Selvin García en Museo Ixchel
Lugar: 6a. calle final zona 10 UFM
Fecha: 20 de junio
Hora de inauguración 7 p.m.
Puede visitarse hasta el 27 de junio en días y horas hábiles.
Parqueo Q40 con ticket sellado
LOS ORÍGENES DEL MUNDO
Esta colección es el producto de un proceso de investigación que inició
en el 2021, pero tiene sus raíces desde mi afición por la arqueología y
antropología. De joven quise estudiar
arqueología, pero preferí la carrera de arte, pero mi hermana sí estudió
arqueología y también tuve muchos amigos arqueólogos, igual hasta la
fecha. Estuve muy al día sobre los temas
de arqueología, sobre todo en su participación para la historia universal, tan
fundamental. Entre tantos aportes de la
arqueología a la historia, descubrí de joven, la lítica. En los cursos de historia del arte también se
conocí la lítica al abordar el arte rupestre y todas las muestras de arte
asociadas a las primeras manifestaciones del hombre en sociedad y como
individuo que desarrolla un concepto de la magia y las interrogantes
fundamentales que continúan hasta hoy: auto percibirse como un individuo, las
fuerzas superiores que van más allá de la materia que derivarían en el mito y
los rituales que legitimaban aquello que las primeras mentes no podían
comprender.
Durante aquel año volvió a mí todo aquel conocimiento y volví a indagar
con la motivación arqueológica, pero sobre todo histórica y antropológica, pues
quería abordar el tema de la lítica con una justificación que me permitiera
hacer una reflexión sobre los inicios del hombre y su primer comportamiento, de
manera que pudiera asociarlos a mi realidad.
La línea de investigación partió desde lo fundamental en cuanto a las
definiciones y conceptos sobre la lítica, remitiéndome específicamente al
paleolítico. Este punto me pareció
fundamental para no cerrarme a una idea localista del uso de la piedra en las
civilizaciones prehispánicas, pues el uso de estas técnicas no es exclusivo de
Mesoamérica. Mi enfoque fue universal,
es decir, el uso general de la lítica en la historia del hombre, idea que me
llevó a las primeras especies del género homo, especies que se esparcieron por
todo el mundo. En lugares y
temporalidades diferentes, estas especies manejaron la lítica como la primera
herramienta para procurarse una ventaja en la cacería, que a su postre ayudaría
a la sobrevivencia sobre los animales.
Pero estas etapas del manejo de la tecnología revelan al mismo tiempo,
la importancia del uso de la piedra, siendo tanta, que sin ella el hombre no
hubiera logrado su sobrevivencia, mucho menos su evolución.
Al abordar el paleolítico y la información que los descubrimientos
arqueológicos arrojan, se abre un mapa completo desde el primer homínido que
descendió de los árboles empujado por el cambio climático que transformó la
abundante selva en sabana. Al descender
de los árboles en busca de comida, tuvo la primera necesidad evolutiva de
ponerse en pie, la segunda, usar herramientas.
Esta segunda necesidad es evidente si consideramos que, en medio del
mundo de fieras, su único refugio, los árboles, eran muy escasos, por lo que
debió utilizar una herramienta para defenderse, y lo que tenía a la mano, era
un palo o una piedra. Este es el germen
del uso de la piedra como herramienta que en este caso fue accidental y guiado
por el instinto. Sin embargo, ese
instinto está tan arraigado en nuestra especie que, al enfrentarnos a un
peligro en la calle o en el exterior, al ser atacados, buscamos algo con qué
defendernos. Es típico el caso de ir por
la calle y encontrarnos con un perro peligroso y nuestra reacción automática es
escapar o encontrar “algo” para arrojarle y ahuyentarlo. Lo hacemos hoy de la misma manera que lo
hicieron estas primeras especies. Este
es un vago y simple ejemplo, pero demuestra que, desde los inicios del hombre,
la piedra fue el primer gran apoyo que tuvo para sobrevivir.
La evolución de millones de años trajo nuevas especies adaptadas a las
condiciones climáticas y geográficas, pero mantuvieron la constante de utilizar
herramientas, de tal manera que la tecnología lítica se hizo necesaria, siendo
tan fundamental que la arqueología pudo clasificarlas en etapas. Las primeras revelan que el uso fue
rudimentario y llegó al perfeccionamiento, especialización y refinamiento
conforme las especies se mostraban más avanzadas a la especie anterior. De esta forma, la primera tecnología era solo
la piedra con un corte que dejaba el filo expuesto, las demás, transformaron la
piedra en herramientas en tallas más especializadas de ambas caras, con filos y
formas más específicas para lastimar, devastar, machacar, desmembrar huesos,
desgarrar pieles, hasta herramientas tan especializadas como anzuelos para
pesca, arpones y agujas (en este punto ya se había llegado a la vestimenta). Significa que la tecnología lítica deja al
descubierto el grado de complejidad de los primeros grupos y el desarrollo del
pensamiento, dejando el instinto y avanzando hasta los primeros indicios de la
abstracción mental.
La abstracción mental es deducible al observar el proceso de pensamiento
actual, en el que debemos tener en mente el objeto final que deseamos tener a
partir de una materia que ha de ser transformada; para lograrlo necesitamos la
imagen mental previa, los procedimientos y útiles que hemos de emplear, así
como el control motriz de las manos y fuerza para ejecutar lo que hay en la
idea. Esto nos parece sencillo desde
nuestro conocimiento a priori y a posteriori gracias a nuestras experiencias
previas, pero el hombre primitivo, siendo el primero en la historia, no tenía
ningún referente ni una estructura de pensamiento, por lo que la necesidad de
crear una herramienta a partir de una piedra, fue el experimento que lo forzó
mentalmente, tal como lo hicieran los primates actuales en experimentos en los
que deben ingeniar soluciones.
Este principio de la abstracción mental también supone otra dificultad:
la transmisión del conocimiento a otro individuo. No habiendo registro de un idioma, es difícil
comprender el método en que pudo ser enseñado este conocimiento mas que la
imitación, pero esta imitación también supone un esfuerzo mental en el que se
reproducen las técnicas y procedimientos, pero el individuo que imita, al
hacerlo, también empieza a razonar sobre los resultados propios que surgen de
esta imitación y se apropia de ellos para que, en consecuencia, el pueda
enseñarlo también a otro individuo.
Retomando la necesidad de alimento y protección, la piedra brindó a la
especie un utensilio de cacería efectivo al poder lanzar un proyectil para
atrapar a las presas; en este momento estamos considerando que la especie dio
el salto a ser omnívoro y agregar carne a su dieta, empujado también por el
cambio climático y la adaptación de los recursos alimenticios devenidos de
aquello. El agregado de carne integró
proteína al cuerpo y esto estimuló el desarrollo de los músculos, los huesos y
el cerebro. Un cerebro más grande supone
más desarrollo y mayores habilidades mentales, que se vieron reflejadas en una
mejor técnica para fabricar herramientas para suplir sus necesidades, ya con el
pensamiento abstracto en escena. En este
momento ya existe una clara separación de los animales.
La carne posteriormente fue cocinada al descubrir el fuego, por lo que
la carne pierde los parásitos o bacterias dañinas y permite un mejor
aprovechamiento de los nutrientes de la carne y como citamos, esto mejora las
capacidades físicas y mentales. En
cuanto al cerebro, este es capaz de tener abstracciones, sueños, recuerdos y
crear afinidad afectiva de una manera superior a los animales. Aparece aquí el primer momento de
organización comunitaria al dividir las faenas de cacería y fabricación de
armas y demás útiles que sirvan a la comunidad: vivienda, ropa, lanzas, etc. También surge el pensamiento mágico que se
hace más palpable en los primeros enterramientos, lo que supone los indicios de
una insipiente visión espiritual de la existencia.
Estas habilidades mentales se mantienen en la contemporaneidad, valga el
ejemplo del uso de la piedra ante un perro callejero, pero también se
manifiesta en diversas formas. Una ellas
es la visión espiritual de algo más allá de lo que materialmente existe, una
necesidad de encontrar respuesta a la existencia y el aprovechamiento de los
recursos naturales, así como la dependencia de las herramientas o
máquinas. Todo esto se encuentra atado
al hombre, desde el origen de la primera especie y se mantiene oculta en
nuestro pensamiento primitivo o animal.
La presente colección pues, muestra piedra obsidiana tallada con estas
técnicas de millones de años, que, gracias a la arqueología experimental, se
puede inferir que debió ser de esta manera, que las primeras especies dominaron
este primer elemento y lo transformaron, es decir, el hombre transformador de
su realidad para garantizar su existencia.
La obsidiana es una piedra de origen volcánico que es más bien, un
cristal, un material constituido mayormente por sílice lo que la convierte en
un vidrio natural. Esto le da sus características de fragilidad, pero también
el filo que produce cortes muy precisos y profundos según su empleo.
A nivel evolutivo, formó parte de las herramientas paleolíticas junto
con el sílex y el pedernal, pero a nivel local, en Mesoamérica, tuvo una
connotación más allá de la utilitaria y recibió atributos sobrenaturales.
Se le asocia con el rayo y en muchas
comunidades se le llama piedra de rayo, pues existe la creencia de que un rayo
que golpea la tierra, transforma a ésta en una obsidiana al cristalizarla. Se le vincula también a Tezcatlipoca en la
región del centro de México; El señor del
espejo humeante es reconocido iconográficamente por portar un espejo redondo
de obsidiana negra (existen variante de rojizos y grises dependiendo de los
materiales que se mezclaron en el volcán) y que se le atribuyen poderes mágicos
como un oráculo o portal dimensional a través del espejo.
Su uso en Mesoamérica se encuentra a todo nivel
y aparece en todos campos de la vida de las comunidades: en el hogar para
preparar los alimentos, cortar leña; en la vida comercial como objeto de lujo e
intercambio por otros bienes; en la vida administrativa como objeto de
ostentación e insignia de estatus social; en el ámbito militar para fabricar
lanzas, flechas, macuahuitl y demás, y finalmente la vida religiosa, que es la
más importante.
En el ámbito religioso se asocia al sacrificio
y todo lo que conlleva el derramamiento de sangre, la flagelación y el dolor. Se asocia con un poder de protección
justamente por su cualidad de lastimar, herir y cortar, portado por sacerdotes
quienes extraían corazones usando obsidiana, un material con poca fricción lo
que permitía una hendidura muy profunda pero lo suficientemente firme para
cortar tendones, músculos y huesos.
Según crónicas españolas narradas por Alejandro Pastrana, los
conquistadores decían que tenía un corte
dulce pues la herida era imperceptible pero tan capaz de cortar la cabeza
de un caballo con un solo tajo de macuahuitl.
Se han encontrado piezas excéntricas con forma
de alacrán, pues también el dolor agudo de este insecto es similar al corte de
la obsidiana, pero todo esto se entiende mediante la idealización de los
atributos mágicos de la obsidiana que hasta el momento están presentes en las
comunidades con fuerte presencia indígena. En el memorial de Comalapa, un campo santo a
las víctimas del conflicto armado, se encuentra un altar circular de obsidiana,
que indica efectivamente la idea de entes protectores, siendo estas piedras los
defensores del campo santo, nuevamente refiriéndonos a los poderes de cortar y
herir, en este caso, a quien quiera entrometerse negativamente en aquel
memorial.
Chay es el nombre que recibe en distintos idiomas
mayas, razón por la que, a los trozos de vidrio industrial o botellas, se les
dice chaye, que resulta ser un
derivado de chay que se refiere al
vidrio natural, razón también por la que se entienden algunas expresiones como
“me corté con un chaye” cuando se cortan con el vidrio de alguna botella. La piedra de chaye sigue presente en la conciencia
colectiva de nuestra región, no tanto en Europa, pues fue sustituida por el
descubrimiento temprano del metal, que no sucedió así en América.
Mi colección consta de dibujos inspirados en la lítica y piedras de
obsidiana talladas con percutor de piedra y hueso, realizando bifaces y
punzones, para demostrar estas técnicas prehistóricas de talla. A partir de ella, pretendo generar
pensamiento mediante los cuestionamientos de la evolución de nuestra especie y
de los proceso mentales que surgen a partir de nuestra desnudez ante el mundo y
los elementos; pueden surgir los cuestionamientos sobre cuánto hemos
evolucionado o no, ya que seguimos dependiendo de estas materias tan básicas a
pesar de los millones de años de evolución, o bien, confortarnos por todo el
camino recorrido y que en verdad, hemos ganado nuestro lugar en el mundo como
una especie que ha evitado su extinción gracias a su capacidad mental y su
creatividad y sobre todo, el espíritu de enfrentarse a lo desconocido en medio
de lo inhóspito del entorno.
Selvin García